martes, 6 de mayo de 2008

A España




Como un mar imponente, en oleadas,
suben hasta mi herida fosa oscura
el clamor de tu gente, esa hermosura
de luminosas lenguas desatadas.

Mi voz quiere ir contigo, España. Es dura
esta mudez impuesta por espadas.
Duras son las palabras sepultadas
bajo el silencio alzado en dictadura.

Mira mis manos: crujen contra el muro,
en busca de una luz, de una ventana,
llagas de sombra y de dolor oscuro.

Y oye mi corazón -roja campana-
sonar contra las piedras, ya maduro
de esperar en mi pena tu mañana.